La danza y la diversidad corporal

Un cambio cultural está transformando la danza, antes asociada a un molde perfecto, y promoviendo la inclusión y la celebración de la diversidad corporal.

La danza ha sido históricamente una disciplina donde los cuerpos parecían necesitar un “molde perfecto” para ser aceptados. Sin embargo, en los últimos años, un cambio cultural está revolucionando esta percepción, abriendo las puertas a la inclusión y a una celebración más amplia de la diversidad corporal. Este movimiento no solo desafía los cánones estéticos tradicionales, sino que también enriquece la narrativa artística y emocional de la danza.

Rompiendo moldes: la danza más allá de los cuerpos estandarizados

Durante siglos, especialmente en el ballet clásico, los bailarines han sido seleccionados según estándares estéticos específicos: cuerpos delgados, largos, musculaturas sutiles y proporciones “perfectas”. Estos cánones excluyeron históricamente a cuerpos que no encajaban en estas características, perpetuando una visión limitada de lo que significa ser bailarín.

Hoy en día, compañías de danza y artistas independientes están desafiando esta visión. Movimientos como la danza contemporánea han liderado esta transformación, destacando que la fuerza, la técnica y la emoción no dependen de un cuerpo específico, sino de la capacidad de transmitir historias y emociones a través del movimiento. Esta apertura a la diversidad corporal no solo visibiliza otras formas de belleza, sino que también invita al público a reflexionar sobre sus propios prejuicios estéticos.

Diversidad corporal: un recurso artístico valioso

Cada cuerpo cuenta una historia única, y la diversidad física en la danza amplía las posibilidades creativas. Artistas con diferentes tipos de cuerpos, edades y habilidades físicas aportan una riqueza de perspectivas que trascienden las barreras tradicionales de la disciplina.

Por ejemplo, compañías como AXIS Dance Company integran bailarines con y sin discapacidades, redefiniendo la noción de “capacidad” en el escenario. En una línea similar, proyectos como los liderados por Lizzo, quien promueve la inclusión en el mundo del entretenimiento, también han inspirado movimientos en la danza que celebran la diversidad y desafían los estereotipos de la industria.

El daño de opinar sobre cuerpos ajenos

Uno de los grandes desafíos que enfrenta el mundo de la danza es erradicar los comentarios sobre los cuerpos de los bailarines. La crítica constante al físico perpetúa problemas como la inseguridad corporal, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y el síndrome de deficiencia energética en el deporte (RED-S). Esto no solo afecta la salud de los bailarines, sino que también limita su capacidad para explorar su máximo potencial artístico.

Los bailarines son mucho más que sus cuerpos: son artistas, narradores y atletas. Cambiar el foco de la conversación hacia sus habilidades y expresividad, en lugar de su apariencia física, es clave para fomentar un ambiente más respetuoso y saludable.

Educación y representación como motores del cambio

El cambio hacia una danza más inclusiva comienza con la educación. Es fundamental que desde las primeras etapas de formación, se enseñe a valorar los cuerpos diversos y se fomente una cultura de respeto y cuidado. Esto incluye:

  • Formación técnica inclusiva: Adaptar la enseñanza para que se enfoque en las habilidades individuales de cada bailarín.
  • Promoción de la salud integral: Enseñar hábitos de alimentación saludables, descanso y cuidado emocional, sin centrarse en estándares estéticos.
  • Representación positiva: Mostrar en los escenarios y medios de comunicación cuerpos diversos que inspiren a futuras generaciones.

Un futuro de aceptación y diversidad

La danza tiene el poder de transformar no solo a quienes la practican, sino también a quienes la observan. Promover la diversidad corporal en esta disciplina no es solo una cuestión de justicia, sino una oportunidad para que el arte sea un reflejo más honesto de la humanidad. Cada cuerpo, con su singularidad, aporta una voz única al escenario, y la danza, en su esencia, siempre ha sido un lenguaje universal que trasciende las barreras físicas y culturales.

Paula Barboza
Prof. y Lic. en Nutrición 
Antropometrista ISAK II
MN 8709 MP 3862
[email protected]